martes, 26 de mayo de 2015

Pues ya hemos votado. ¿Y ahora qué?



Pasó el festivo día de la DEMOCRACIA, así con mayúsculas.

Tuvimos la oportunidad de elegir y ahora comenzamos a escrutar, controlar, estudiar, verificar… en una palabra, a vigilar si todo lo que dijeron que iban a hacer, incluso lo que prometieron no hacer, se empieza a cumplir, o al menos, se empieza a intentar cumplir.

Como ya imaginábamos, no hay mayorías absolutas en las Comunidades Autónomas (salvo en la ciudad de Ceuta), ni tampoco en los Ayuntamientos de las grandes ciudades. Entonces, ahora viene lo mejor: ¿cómo se van a establecer las mayorías necesarias para gobernar?

Partimos de que los dos partidos mayoritarios, PP y PSOE, al menos a nivel autonómico han obtenido muchos más votos, y consecuentemente representación que los minoritarios, Podemos y Ciudadanos.

Dos ideas muy generales:
-          Si los nuevos partidos apoyan con determinación y pocas condiciones a cualquiera de los partidos antiguos, tenderán a ser identificados con ellos y sufrirán las consecuencias el día que se convoquen las Elecciones Generales, que será en pocos meses.
-           Pero si optan por evitar dar su apoyo explícito, serán catalogados como irresponsables que generan inestabilidad y también sufrirán las consecuencias en las próximas Elecciones al Gobierno de España.

Por otra parte, hay diferentes formas de dar apoyo.
1-      Gobernando en coalición dos o más partidos.
2-      Apoyando activamente el partido nuevo a uno de los viejos, previo pacto, pero sin implicarse en el gobierno.
3-      Dejando el partido nuevo que otro viejo forme gobierno, sin apoyarle, pero absteniéndose  en las  votaciones para que trabajen con una mayoría simple, siempre sujeta al control del más pequeño.

¿Por cuál de ellas apostamos?

Pues será porque soy mayor, o porque vamos conociendo el percal, quiero decir, porque todos sabemos cómo somos los españolitos, me temo que lo que más vamos a ver es la tercera situación, la más inestable. El más pequeño va a decir al más grande: yo te dejo que vayas haciendo, pero me reservo la capacidad de segarte los pies si no haces ver a todo el mundo, y de forma ostensible,  que estás gobernando gracias a mí y que además cuentas conmigo para cada ley, etc. que quieras aprobar.

 El beneficio del partido pequeño es que tendrán mayor poder real que el que les han otorgado las urnas y, además, podrían atraerse a votantes del partido mayoritario al que apoyan siempre y cuando sean capaces de gestionar bien ese apoyo/presión que ejercen (en caso contrario, podrían pasar a ser incluso a ojos de sus militantes, molestos e irritantes).

                Y no quiero terminar sin quitarme el sombrero ante la pasada por la izquierda que han dado las listas de confluencia en los mayores ayuntamientos. ¿Tomarán (tomaremos) nota alguna vez de que la unión hace la fuerza?

¿Y se darán cuenta esas listas de confluencia de que se han invertido los papeles y ahora son ellas, en los ayuntamientos, el partido mayoritario y que van a estar sujetas al apoyo/presión del que ha quedado reducido a partido pequeño?

                Esto se pone interesante.


Garganta de los Montes (Madrid), a 26 de Mayo de 2015

domingo, 24 de mayo de 2015

¿A quien votar?

Perdonad que os robe tres minutos.

Como os supongo enterados de que el próximo fin de semana va a haber elecciones municipales y autonómicas, voy derechito al grano. ¿A quién votar?

Hasta ahora, todos teníamos algún partido o ideología de nuestra preferencia al que seguíamos con pocos matices al pensar que era la mejor opción. Luego, el día de las votaciones y gracias al sistema electoral (de listas cerradas y mínimos necesarios) y la Ley D’Hondt (para la asignación de concejales y diputados), resultaba una cómoda mayoría (a veces con la ayuda de otro partido minoritario) que gestiona los cuatro años siguientes de nuestra vida política.

Bien. Olvidaros. Eso no va a pasar en las elecciones del domingo que viene.

Si las encuestas  están próximas a la realidad, a medianoche del domingo al lunes tendremos, y me refiero concretamente a la Comunidad de Madrid y al Ayuntamiento de la capital,  cuatro partidos que, en conjunto, sumarán la práctica totalidad de los diputados y concejales y, además, razonablemente repartidos.

Ninguno de ellos espero y deseo que pueda gobernar en solitario, así que olvidémonos de que vayan a llevar a cabo sus programas electorales (algo que, por otra parte, sabemos que nunca harían ni con mayoría absoluta).

Volvemos a la pregunta inicial. Entonces, ¿a quién votar, sobre todo si ya sabemos que no van a poder cumplir lo que han prometido hacer?

Personalmente, en esta ocasión mi voto irá sin duda destinado a la persona que entiendo que va a saber gestionarlo de la forma más coherente. De la forma más razonable. De la forma más honesta. En resumen, esta vez votaré a una persona y no a un partido.

Al día siguiente a las elecciones, seguro que el partido en el que estás pensando (y poned el nombre que queráis) intentará negociar con los demás que sus candidatos sean el alcalde y/o presidente de la Comunidad ya que han sido los más votados, o los que pueden aglutinar una mayoría más representativa, o los que menos rechazo producen, o el que te cambio para….

Pero es que, además, una vez que se formen los gobiernos municipal y autonómico, el candidato al que hemos votado tendrá que empezar a definirse y apoyar, o no, primero quién sea alcalde o presidente de la comunidad y, después, las políticas a aplicar en cuanto a la educación, sanidad, impuestos, atención a zonas o colectivos más necesitados, etc.

¿De verdad creemos que para cada votación en el Ayuntamiento y la Comunidad nos van a convocar a una asamblea de sus votantes para que opinemos y luego poder llevar esa decisión a la votación? Si fuera así, no nos harían falta concejales ni diputados. Resolveríamos todos los asuntos de forma asamblearia.

O sea, que solamente nos queda confiar en las personas a las que damos nuestro voto  porque son ellas las que tendrán que decidir en cada momento sobre qué parte de sus promesas van a mantener en cualquier circunstancia (aún a costa de hacer ingobernable un ayuntamiento o parlamento), o a qué parte de sus promesas van a renunciar en beneficio de todos (de sus votantes y de los votantes de los demás partidos, o sea, mismamente de todos).

Por ello, mi voto va a ser para esas dos personas (con nombre y apellidos, cara y ojos) en las que confío que van a saber gestionar de la forma más honrada, leal e independiente la confianza que en ellos deposito.

No pensaríais que os iba a decir quiénes son. Pero a que ha quedado bien clarito quiénes van a ser.



Garganta de los Montes (Madrid), a 19 de Mayo de 2015