Pasó el festivo día de la
DEMOCRACIA, así con mayúsculas.
Tuvimos la oportunidad de elegir
y ahora comenzamos a escrutar, controlar, estudiar, verificar… en una palabra,
a vigilar si todo lo que dijeron que iban a hacer, incluso lo que prometieron
no hacer, se empieza a cumplir, o al menos, se empieza a intentar cumplir.
Como ya imaginábamos, no hay mayorías
absolutas en las Comunidades Autónomas (salvo en la ciudad de Ceuta), ni
tampoco en los Ayuntamientos de las grandes ciudades. Entonces, ahora viene lo
mejor: ¿cómo se van a establecer las mayorías necesarias para gobernar?
Partimos de que los dos partidos
mayoritarios, PP y PSOE, al menos a nivel autonómico han obtenido muchos más
votos, y consecuentemente representación que los minoritarios, Podemos y Ciudadanos.
Dos ideas muy generales:
-
Si los nuevos partidos apoyan con determinación
y pocas condiciones a cualquiera de los partidos antiguos, tenderán a ser
identificados con ellos y sufrirán las consecuencias el día que se convoquen
las Elecciones Generales, que será en pocos meses.
-
Pero si
optan por evitar dar su apoyo explícito, serán catalogados como irresponsables
que generan inestabilidad y también sufrirán las consecuencias en las próximas
Elecciones al Gobierno de España.
Por otra parte, hay diferentes
formas de dar apoyo.
1-
Gobernando en coalición dos o más partidos.
2-
Apoyando activamente el partido nuevo a uno de
los viejos, previo pacto, pero sin implicarse en el gobierno.
3-
Dejando el partido nuevo que otro viejo forme
gobierno, sin apoyarle, pero absteniéndose
en las votaciones para que trabajen
con una mayoría simple, siempre sujeta al control del más pequeño.
¿Por cuál de ellas apostamos?
Pues será porque soy mayor, o
porque vamos conociendo el percal, quiero decir, porque todos sabemos cómo
somos los españolitos, me temo que lo que más vamos a ver es la tercera
situación, la más inestable. El más pequeño va a decir al más grande: yo te dejo
que vayas haciendo, pero me reservo la capacidad de segarte los pies si no
haces ver a todo el mundo, y de forma ostensible, que estás gobernando gracias a mí y que además
cuentas conmigo para cada ley, etc. que quieras aprobar.
El beneficio del partido pequeño es que
tendrán mayor poder real que el que les han otorgado las urnas y, además, podrían
atraerse a votantes del partido mayoritario al que apoyan siempre y cuando sean
capaces de gestionar bien ese apoyo/presión que ejercen (en caso contrario, podrían
pasar a ser incluso a ojos de sus militantes, molestos e irritantes).
Y no
quiero terminar sin quitarme el sombrero ante la pasada por la izquierda que
han dado las listas de confluencia en los mayores ayuntamientos. ¿Tomarán (tomaremos)
nota alguna vez de que la unión hace la fuerza?
¿Y se darán cuenta esas listas de
confluencia de que se han invertido los papeles y ahora son ellas, en los
ayuntamientos, el partido mayoritario y que van a estar sujetas al
apoyo/presión del que ha quedado reducido a partido pequeño?
Esto se
pone interesante.
Garganta de los Montes (Madrid), a 26 de Mayo de 2015